I
El pincel se estremeció al desnudar la piel, con trazos, con colores, con figuras del otoño, del sol, de lo dulce y de lo amargo.
Cuando se confundieron las estaciones, la vida tomó nueva vida.
El pasado quedó enmudecido.
La imagen quiere gritar en mi piel, el color se impregna y allí está el rostro tierno de los niños.
Fulgurantes quejidos de la risa y del olvido.
II
Me aproximo a los colores y me detengo con la suavidad de una música lejana. Miro, vuelvo a mirar la prisa de la gente, no se detienen ¿Acaso no les importa el sonido estremecedor de unas manos clamando justicia? Pero los demás pasan aprisa y los ignoran.
Como mis pensamientos cambiantes, se encienden y se apagan las luces.
Unas gradas me conducen al desteñido pasar de los años.
¿Cuánto misterio encierras mujer de barro?
Blanca Palacios