domingo, 29 de junio de 2008

Reeditan la obra de Paco Urondo, poeta desaparecido en el 76

Secuestrado por la dictadura, se nutría de las voces de la ciudad.
Aquí, Juan Gelman reconstruye su perfil.

URONDO, INOLVIDABLE.
El escritor militaba en Montoneros y fue desaparecido por la dictadura el 17 de junio de 1976

Un hermano mayor", define Juan Gelman a su amigo Francisco Urondo desde México, su lugar de residencia desde los tiempos del exilio. El recuerdo del gran poeta argentino viene a cuento de la reciente edición de Obra poética (Adriana Hidalgo), libro que recopila versos de Paco Urondo a treinta años de su desaparición. La tapa muestra a un Francisco Urondo juvenil, gardeliano, con traje, pelo engominado y un aire melancólico. Un hombre de los años cincuenta, distante de cierto arquetipo setentista, desprolijo y desaliñado, al que, tal vez, Urondo nunca perteneció del todo. Así, se buscó recuperar al Paco Urondo escritor por encima de la figura militante, más ligada a los años sesenta y setenta cuando Urondo decide sumarse al Movimiento de Liberación Nacional (Malena), luego a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) para terminar en Montoneros.

Una imagen más vital que arqueológica. "No estamos resucitando muertos", dice el editor Fabián Lebenglik, "creemos en la actualidad de su obra. Urondo era de esa clase de escritores con mucha calle, mucho mundo y una cultura exquisita"Para Gelman, la tensión entre la biografía de Urondo y la posibilidad de redescubrir su obra, temina por definir al escritor. "La idea de escritor de Paco Urondo se apoya en una coincidencia de vida y escritura y no sólo es una característica de una generación. En nuestro país basta pensar en Echeverría, para no ir más cerca ni más lejos. No todos los escritores la ven así ni tienen la obligación de verla así. Es una elección de cada quien", sostiene el autor de Violín y otras cuestiones.

La posibilidad de recorrer la poesía completa de Paco Urondo permite reinstalar la discusión sobre el arte político. En su libro El Otro Lado, escrito entre 1960-65, Urondo describe lo político en los hábitos y costumbres de la noche, en el cuerpo de una corista, en el deambular perdido de algunos borrachos. Cual Foucault porteño descubre ahí las mínimas partículas del poder. "Una ética que nace de la estética, algo rarísimo y precioso", sostiene Gelman y suma: "Siempre he creído que el único tema de la poesía es la poesía y que por eso puede hablar de todo. Lo político y social ha estado presente, sea en los poetas griegos de hace 25 siglos o en el romano Cátulo de hace 21 y luego en Dante y luego en Shakespeare, para no mencionar a César Vallejo o Pablo Neruda. Háblese de Irak o del amor, lo que vale es que sea poesía y sólo poesía. Así ocurre en toda la obra de Paco Urondo", señala Gelman. Poemas de Batalla, libro que Urondo dejó inconcluso al momento de su muerte, figura en esta edición con el título originalmente pensado: Cuentos de Batalla. Allí encontramos el poema "La verdad es la única realidad", publicado originalmente en la revista Crisis en 1973, cuando Urondo estaba detenido.

En ese poema Urondo define a la reja como "la única irreal"
"La libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos", escribió.

En un poema llamado "Solicitada", publicado en Poemas Póstumos, Urondo se despide en un texto que podría ser una versión íntima de La Carta Abierta a la Junta, escrita por Rodolfo Walsh años después, entrada la dictadura de Videla:

"Ya no soy
de aquí: apenas me siento una memoria
de paso. Mi confianza se apoya en el profundo desprecio
por este mundo desgraciado. Le daré
la vida para que nada siga como está".

Gelman recuerda ahora las circunstancias que rodearon aquel poema. "Nos veíamos poco en la época de la primera etapa del golpe, ejecutado por la Triple A. Vivíamos en la clandestinidad o semiclandestinidad. Estos versos dicen algo que todos sentíamos entonces: que queríamos cambiar el país, volverlo más justo, aun a costa de morir en el camino. No era difícil pensar en la muerte entonces, ante los secuestros y asesinatos reiterados que perpetraba la Triple A bajo el gobierno de Isabel".

En la escritura de Urondo la derrota es una palabra recurrente que se ubica de forma sorprendente e inesperada en aquellas zonas donde todavía no ha alcanzado visibilidad.
De allí su tono lúcido y original.
Alejandra Varela ESPECIAL PARA CLARIN