viernes, 9 de abril de 2010

VENDAVALES ÉTICOS AZOTAN LAS RELIGIONES EN EL MUNDO












Por Marco Villarruel Acosta

Las cosas han ido demasiado lejos para cerrar los ojos y no decir nada.

Es más, hay personas que señalan que por encima de las decenas de denuncias a lo largo del planeta, los casos de corrupción moral de los sacerdotes católicos merecen ya un debate público, un análisis de la situación y un recuento de las razones históricas que llevan a los clérigos a cometer los crímenes de pederastia.

Es bueno recordar que el caso no es nuevo. Incluso en el Ecuador se han dado denuncias en el mismo sentido en algunas ciudades, aunque la intensidad ha bajado en los últimos años. Pero contradictoriamente, en el mundo los casos se suceden. La iglesia católica alemana abrió una línea telefónica para denunciar los abusos y el teléfono no ha dejado de sonar. “Son más numeroso de lo que creíamos” señaló un vocero de la iglesia.

Pero en Irlanda, en los Estados Unidos, en México, en España, brotan cual hongos las denuncias de niños, jóvenes, ex seminaristas y hasta mujeres, que dicen haber sufrido los asechos de los religiosos.

Abramos un libro de la historia colonial de Quito: las disputas entre las órdenes religiosas estaban a la orden del día, y entre otras cosas eso se debía al poder que cada una tenía frente a los numerosos conventos de monjas. La célebre historia de González Suárez habla de la vida disoluta de los religiosos, que los llevaba a peleas, espada en mano, en las calles, y en las noches de Quito.

No vayamos tan atrás. Hace pocas semanas se supo de los hijos que había procreado el Actual presidente de Paraguay, religioso en funciones entonces. Fernando Lugo, que así se llama el ex obispo y hoy presidente, ha debido reconocer la paternidad de un niño y pelea en los tribunales su negativa al reconocimiento de otros más.

El sacerdote ecuatoriano suspendido, Fernando Vega, en el marco de su familia compuesta de hijo adulto y nietos escribió una carta mostrando su desazón por el gobierno de Rafael Correa. Así como él, y en muchos países, los sacerdotes católicos tienen ya sus hogares, en silenciosa admisión de sus autoridades. (En la foto: Bernard Law, arzobispo de Boston, “dimitido” en 2002 por ocultar a sus fieles que había destinado a diversas parroquias a los curas pederastas.)

Está visto entonces que de lo que se trata es que el requisito de celibato nunca fue bien visto o peor cumplido. Algo así como entender que se trataba de una exigencia contra natura y que ha acarreado a lo largo de la historia demasiadas vergüenzas para una jerarquía que lucha por mantener en vigencia otros dogmas asimismo contra natura.

El asunto va mucho más allá del simple descarrío sexual de unos pobres hombres que luchan a muerte por mantenerse célibes, o de los horribles casos de pederastia en todo el mundo. A la luz de la ciencia el problema es más profundo: habla de la esencia misma, de la existencia misma de un concepto ideológico que, así como otros en el mundo, como el de los musulmanes o de los ultraortodoxos judíos, o de los de la iglesia de la cienciología, o de los llamados “pare de sufrir” o Comunidad Cristiana Espíritu Santo, ocupan un espacio en el mercado de las almas y en el mercado de los productos. Porque ninguna de ellas es pobre, son más bien un buen peldaño a la vida cómoda en la tierra.

Tomemos de manera muy breve un párrafo del escritor Alvaro Vargas Llosa, de quien nadie puede dudar de su derechismo: “Jimmy Swaggart (un conocido telepredicador evangélico) confesó entre lágrimas que contrataba prostitutas. Pat Robertson (otro conocidísimo telepredicador norteamericano) fue sorprendido utilizando la embarcación de su Operación Bendición para ir a supervisar sus inversiones en diamantes en Africa.

Se puede colegir entonces que las cosas son más profundas de lo que se ve. Como en las demás temas de la vida, parece haber llegado el momento de poner en el tapete del debate toda, absolutamente toda la estructura de las religiones. No viene al caso entonces lanzar las llamaradas de siempre diciendo que es una conspiración contra el Vaticano, contra el papa o contra los obispos. El mundo de la ciencia es imparable y asimismo los caminos de la libertad del hombre tampoco se detienen.

9 ABRIL 2010