caso de la evaluación
a los maestros en Ecuador
La noticia.– El presidente Rafael Correa apareció la noche del 26 de mayo en cadena nacional de televisión advirtiendo a los docentes que se negaron este 25 de mayo –al parecer en más del 80%–, a una evaluación (que la calificaron de punitiva), para comparecer en el plazo de un mes a una nueva oportunidad y hacerse acreedores a “incentivos económicos”. Quienes no se presenten en esta segunda oportunidad, serán separados de sus cargos dentro del sistema de educación pública.
Efectivamente, en tono amenazador, prepotente y un tanto ofuscado, el Presidente de la República, calificó a la dirigencia de la Unión Nacional de Educadores–UNE, como “corrupta, aprovechadora y mediocre”. En tono amenazador dijo que su gobierno no será cautivo de determinados dirigentes de los maestros y llamó a la ciudadanía a una marcha en Guayaquil este próximo viernes, para “resistir a la mediocridad”. Antes, el sábado 23 afirmó, que primero se iba él antes que Raúl Vallejo, un funcionario que ha sido tres veces consecutivas ministro de educación, en un período que suma más de 12 años.
¿QUÉ PASA EN LA EDUCACIÓN?
Desde un análisis de concepto de clase, en la educación se refleja la ideología de la clase social dominante. En el capitalismo los contenidos dominantes en la educación, responden a la manera de concebir y ver el mundo desde la óptica de la burguesía. Si un país tiene la suerte de tener una clase dominante progresista, amiga de lo nuevo, sin duda velará porque su pueblo reciba una educación de primer nivel y por tanto procurará que quienes eduquen y formen a la juventud de ese país tengan garantizados todos los elementos que le permitan cumplir ejemplar y eficientemente su encargo.
La pregunta es…¿Eso ha pasado en el Ecuador? La respuesta es rotunda. ¡Jamás señores!. Es más, con toda seguridad se puede afirmar que la clase dominante, la oligarquía, la burguesía ecuatoriana, si se sometiera a un proceso de evaluación respecto de que tratamiento ha dado a la educación a lo largo de estos últimos 30 años, sacaría pésimo como calificación. Y no solo eso, también sería señalada incluso –a través de sus sucesivos gobiernos–, de conspirar para que el sistema de educación pública fracase y sea repudiada por la mayoría de la población para que se acepte –según su manera de ver el mundo–, de que es mejor la educación privada, tal como hoy pretende Vallejo.
Este día diario “El Comercio” trae una noticia que revela como Vallejo condecora a instituciones privadas de educación, francamente deficientes, que fueron valoradas a través de las pruebas “Aprendo”, “Perce” y Serce” de UNESCO desde 1996 a 2008. Se constata que el puntaje de las instituciones privadas corresponden a 12 sobre 20. “De qué excelencia hablamos, por que felicitarlas” afirma Mario Cifuentes, director del área de educación de la Universidad Andina. La nota se titula “12 años de diagnosticar que el país saca baja nota”.
¿Qué causa todo esto? Desde los años 80s, período llamado de ajuste estructural y más tarde en la década de los 90s, la cota más alta de la imposición neoliberal y bien entrado el segundo milenio, ningún gobierno acató lo que mandatoriamente señalaba la Constitución, de entregar el 30% del Presupuesto General del Estado para el financiamiento de la educación. Un criminal proceso de desmantelamiento y venta de lo público, experimentó América Latina a manos de gobiernos entreguistas, ajenos a los problemas sociales de sus pueblos, que administraron el Estado solo para garantizar mayores y cada vez más elevadas tasas de ganancia para las alianzas entre los capitales extranjeros y los codiciosos grupos económicos nativos. En el Ecuador los pueblos resistieron heroicamente y en materia de educación no pudieron privatizarla, según las orientaciones del FMI.
En todo este tiempo y frente a esos gobiernos la UNE se agigantó, realizó marchas, reclamos, huelgas de hambre por el presupuesto, la defensa de la educación laica (Sixto Durán intentó imponer normas religiosas a la educación pública) mejor infraestructura, capacitación, y mejoras salariales. Esas eran las condiciones para una lucha básicamente reivindicativa. Sin embargo en un proceso, los maestros fueron cincelando una propuesta que hoy se llama “Educación para la Emancipación”, que por supuesto no es de interés del ministro Vallejo por el que Correa ha puesto a disposición su cargo.
La respuesta de los gobiernos fue siempre forzar el choque, no atender las demandas de la UNE y generar a través de los medios informativos una imagen distorsionada de las causas de la lucha. La UNE en respuesta, casi siempre enviaron representantes al Congreso Nacional, para que defiendan sus intereses y los de la educación pública; combatieron al neoliberalismo y propusieron un programa de cambios para una patria nueva.
Durante este período de 30 años solo pudieron comprar a uno de ellos, hoy militante y ex asambleísta de Alianza País, el movimiento del Presidente. Su nombre Iván Rodríguez. No se tiene noticias de que algún dirigente del magisterio o sus diputados, se hayan enriquecido o hayan tenido prácticas corruptas. Al calificar de esta manera a los dirigentes de la UNE, Correa comete una ligereza que debería enmendar ofreciendo disculpas.
UNA CUESTIÓN DE MÉTODO Y VOLUNTAD POLÍTICA
La UNE forma parte de un conjunto de fuerzas políticas de izquierda, estudiantiles, sindicales y populares que han apoyado el proceso de cambio con el triunfo de la tendencia democrática y patriótica que encabeza el presidente Rafael Correa. La opinión pública conoce que todas ellas, se han jugado por este proyecto que ha hundido a la derecha oligárquica que no logra levantar cabeza; estas fuerzas tienen una conducta política transparente, honesta y consecuente, al punto que los medios, las han calificado de aliadas del presidente Correa. Pero cosa curiosa, aquellas fuerzas no han condicionado su apoyo a cambio de alguna canonjía o privilegio, han dicho eso sí, que ese respaldo se mantendría solo en la medida que el gobierno de Correa se sintonice con los intereses de la patria y solucione los graves problemas de pobreza, atraso y dependencia; por supuesto el grave problema del sistema de educación básica.
Siendo así las cosas ¿Porqué Correa aparece altisonante, con una política de amenazas hacia los profesores de la UNE, francamente tonta. ¿Por qué no convoca al magisterio a un gran diálogo nacional para enfrentar juntos el desafío de transformar para siempre el pesado fardo de una educación básica preterida por todos los gobiernos de turno? ¿Por qué Correa no interroga a la UNE acerca de que propuesta tiene para transformar la educación y la compara con su visión del mundo ahora que como máximo representante de su clase social –la pequeña burguesía progresista–,se erige en clase dominante en el poder? ¿Por qué el método de choque?
El gobierno de Correa está penetrado por ciertos ministros que representan en su gabinete a la “partidocracia” a la que tanto dice combatir. Uno de ellos de apellido Vera Arrata, odia a muerte a la UNE, es socialdemócrata y del mismo partido –ID–, que el actual ministro de educación Raúl Vallejo. No sería nada raro que estos “angelitos” hayan convencido a Correa de que como condición previa a cualquier transformación de la educación en nuestro país, la UNE tendría que ser dividida y liquidada, ingresando militantes socialdemócratas y de AP al sistema de educación pública. Sería un triunfo espectacular de estos dos personajes, lo cual los proyectaría con inmenso prestigio de cara a la anuencia de todos los grupos de poder en el Ecuador.
Derrotar al mayor y mejor organizado gremio profesional del Ecuador es una aspiración de la oligarquía y del imperialismo, si Correa se alinea para hacer realidad este objetivo, su política se equivoca tontamente, como se equivocaron todos los que intentaron hacerlo en el pasado.
LOS LÍMITES DE CORREA
Rafael Correa encarna la visión de los tecnócratas pequeño burgueses, su gobierno democrático–nacionalista es en los hechos una mesocracia. Él y sus colegas sensibilizados frente al descalabro que supuso la era neoliberal en el Ecuador, han hecho bien en poner en su sitio a los partidos políticos tradicionales; poner fin al acuerdo antipatria de ceder la Base Aérea de Manta; devolver algunos derechos sindicales a los trabajadores; sostener algunos subsidios para combatir la pobreza; reinstitucionalizar el país a través de una nueva Constitución; entre otros interesantes aportes.
Pero ha hecho muy mal Correa al definir una línea política demarcatoria excluyente, que proclama la defensa del capitalismo; su sacrosanta propiedad privada; su remedo de democracia; y el objetivo de transformar al Ecuador en un conjunto de propietarios neocapitalistas. Aquella línea política traza los elementos para un capitalismo del siglo XXI, pero él a eso le llama pomposa y tramposamente “Socialismo del siglo XXI”. Recordemos que la burguesía está dispuesta a convivir con toda clase de variantes de nombre que le den a su sistema, siempre y cuando sea esencialmente capitalismo.
Rafael Correa ha enviado, hasta el cansancio, toda clase de mensajes tranquilizadores a la oligarquía criolla y al imperialismo. Les ha dicho que él es un hombre que cree en el capitalismo y no transgredirá jamás sus límites.
Correa patrulla la línea demarcatoria que diferencia a su pelotón de todos aquellos que quieren ir más allá de su propuesta; los que quieren cambios profundos y radicales, el socialismo, el que deja atrás y hunde en el pasado al capitalismo.
Por Julio C. Enríquez C.