VIERNES 28 DE
NOVIEMBRE...
Este CAFÉ,
Juan León Mera y Wilson, Quito
8 de la noche.
Nuestra primera
espiral de
publicaciones
es una realidad.
Nada nunca se queda quieto en este mundo por mucho tiempo, una cualidad inherente a todo y tod@s es el movimiento, el meneo y el meneíto. Todo se mueve, nada está estático, aunque existen algunos interesados en hacernos creer lo contrario, por eso estamos aquí dando testimonio de este fenómeno y de algunos otros fenómenos. Las obras están listas y se están cocinando lentamente para brindar a todos este viernes 28 de noviembre un apetitoso bocado, pero antes una probadita visual, esperamos guste a todos. Dígnense en mirar las tapas si son tan gentiles…de los libros arriba.
Pero hablábamos del movimiento, cosa curiosa esto del movimiento, por que me puse a pensar y que tal si todos fuésemos como rocas, rígidos, inflexibles. Sin duda seríamos incapaces de percibir o generar movimiento, no podríamos dar testimonio de que todo se mueve o que está en constante cambio. Al principio, lo admitimos, nuestro movimiento fue un movimiento armónico simple…pero poco a poco se fue complicando la cosa, ustedes saben esto de la locomoción, pero tampoco ocultamos que como todo movimiento estuvimos al borde de recibir la extremaunción. Mas adelante nuestro movimiento tomó las características de un movimiento armónico complejo, bueno, no tan armónico como complejo, pero por fin. Dimos el salto. Concretamos la cosa con todo y manifiesto. Y manifestamos a todos que íbamos para adelante, que no nos detendrían ni la indiferencia del establecimiento o el escepticismo del tipo “buena que sean tantos, pero hay que ver la calidad” De calidad no queremos hablar, eso sí como seres humanos somos mucho lote y eso ya es bastante, en este mundo plagado de depresivos,
catatónicos y suicidas.
Lo que quería decir por mí mismo, es que yo me voy con el movimiento, con la vida, quiero ir detrás de ella en busca de nuevos pre textos. Hay demasiados matices en la paleta de la naturaleza como para quedarse con el gris que algunos pintan como única posibilidad o el falsario llamado para evadir la vida con la excusa de sacudirse de encima estigmas, que solo a ellos los distinguen. Nuestra es la vida, amigo poeta.
Julio C. Enríquez Cevallos