MANIFIESTO
Demolición en movimiento,
es la primera fase de
un movimiento colectivo, intergeneracional,
de renovación, transvanguardia y ruptura
en las Artes y las Letras en Ecuador.
Está conformado por varias “comunidades”o
colectivos de escritores y escritoras
provenientes de diferentes ciudades y regiones del país,
sin distinción de edad, género, opción política partidista,
religión, preferencias temáticas, de estilo
o de registro literario para la creación de sus obras;
colectivos de productores de textos, siempre interesadas en crear,
divulgar y recrear literaturas anteriores
y contemporáneas del Ecuador y de nuestros países hermanos,
en especial de aquellos que aún conservan
sus mejores tradiciones indo americanas.
Desde aquí y ahora, sabemos que solo podremos proyectar
nuestra obra individual y colectiva en nuestro propio país
y hacia cualquier lugar del planeta, conociendo, valorando
y resignificando las mejores tradiciones orales,
escritas y las prácticas culturales de nuestros pueblos
y culturas ancestrales, en este espacio tiempo de retorno:
Pacha Kutik.
Habitando en el Ecuador continental o el ultramarino,
sabemos que nacimos en una nación antigua y milenaria,
multicultural, multiétnica y multilingüe; por ello,
nuestra tradición literaria no se soporta en ningún autor,
siglo, escuela o corriente literaria en particular;
de este modo, activamos la demolición de cualquier canon
y de cualquier círculo, argolla o tribu “de elegidos”
por las musas: supuestos propietarios del buen gusto
y de inmutables verdades literarias.
Sacamos la lengua por igual a la academia que
a los “canónicos” de comarca,
a los propietarios de esotéricos “países secretos”;
a los inagotables imitadores,
que de tiempo en tiempo
pretendan sujetarnos a la tradición greco-latina,
a la judeocristiana, a aquella del Siglo de Oro español
o a la del Siglo de las Luces eurocentrista.
Igual que la nórdica, la oriental, la africana o la anglosajona:
sagrada para sus respectivos pueblos,
toda tradición cultural es valiosa,
si tanto como enraíza,
nos permite madurar y florecer…
Por ello, nosotros recogemos como tradición
a las cosmogonías de nuestros pueblos precolombinos:
su simbólica y semiótica, sus lenguajes y cosmovisión particular
sus mitologías: de origen, de fundación, heroicas,
de “cambio de mundo”, insurgentes,
de resistencia y de retorno cíclico…
Valoramos en especial las culturas milenarias
de nuestra costa ecuatorial
que constituyeron la primera civilización
de Amaruka: (tierra de la serpiente emplumada
que liga norte, centro y sud Amérika)
A las literaturas orales andinas y sus cantos
poéticos, espirituales, rituales y festivos.
A las afroecuatorianas de la costa,
de los andes y de la actual amazonía.
A la mejor literatura mestiza colonial
con sus leyendas de duendes, brujos
y seres imaginarios, latigueando a la razón
y el dogma católico.
A la referencial y fantástica literatura
de Juan de Velasco y su legendario Reino de Quito
A la insurgente e ilustrada literatura
de Espejo el médico, duende, sabio y lechuza mestiza.
A aquella de los poetas anónimos
insurgentes coloniales y sus coplas independentistas.
La de los coplistas populares, del humor, del amor fino,
la sátira y las décimas irreverentes
contra las elites republicanas, oligarcas
y latifundistas.
Valoramos la poética amorosa, costeña y "gótica"
de Medardo Angel Silva
La vanguardista, socialista y caminante solar
de Carrera Andrade.
La metálica, luminosa y vanguardista
de Hugo Mayo
La telúrica centro andina
de Miguel Ángel León y Miguel Ángel Zambrano
La comunista
del zambo Gallegos Lara y los cinco como un puño.
La chola y montuvia
de José de la Cuadra y Aguilera Malta
La indigenista
de Icaza,
la irreverente
de Palacio,
la mística y elegíaca
de Dávila Andrade.
Las mágicas “negritudes”
de Adalberto Ortiz y Estupiñán Bass.
Valoramos la antipoética renovadora y coloquial
de los mejores tzántzicos:
de aquellos reductores de cabezas
que no terminaron con la cabeza reducida…
Valoramos a los poetas pedradas zurdas,
a los poetas sicoseos y matapiojos,
en su intento por demoler con sus versos a los parásitos,
que se reproducen a costa de la miseria …
En fin, valoramos la optimista, vital y sonora poética
las Campanas de Bronce de un Rafael Larrea Insuasti,
que nos demuestra que Nuestra es la Vida
y que nos anuncia otra llegada del Poder de lo Irreverente
a estas milenarias y memoriosas Tierras del Centro.
Ki TO Julio 2008