miércoles, 5 de marzo de 2008

MI PADRE, UN ZAPATERO, Pablo Guevara*

Tenía un gran taller. Era parte del orbe.
Entre cueros y sueños y gritos y zarpazos,
él cantaba y cantaba o se ahogaba en la vida.

Con Forero y Arteche. Siempre Forero, siempre
con Bazetti y mi padre navegando en el patio
y el amable licor como un reino sin fin.

"Fue bueno, y yo lo supe a pesar de las ruinas que alcancé a acariciar.

Fue pobre como muchos, luego creció y creci
ó rodeado de zapatos que luego fueron botas.
Gran monarca su oficio, todo creció con él:
la casa y mi alcancía y esta humanidad.

Pero algo fue muriendo, lentamente al principio:
su fe o su valor, los frágiles trofeos, acaso su pasión;
algo se fue muriendo con esa gran constancia del que mucho ha deseado.

Y se quedó un día, retorcido en mis brazos, como una cosa usada,
un zapato o un traje, raíz inolvidable quedó solo y conmigo.

Nadie estaba a su lado. Nadie.
Más allá de la alcoba, amigos y familia,
qué sé yo, lo estrujaban.
Murió solo y conmigo. Nadie se acuerda de él.

* PABLO GUEVARA .Lima, 1930 l más joven de los poetas de la generación del 50. Ha escrito varios im­portantes libros: Retorno a la creatura (1957), Los Habitantes (1965), Crónicas contra los bribones (1967}, Hotel del Cuzco y otras provincias del Perú (1972). En los últimos años se ha dedicado al cine.