J. M. Álvarez
Kaosenlared/Rebelión
19-09-2007
El escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa ha sido investido recientemente Doctor Honoris Causa por la Universidad de La Rioja. Su discurso de investidura lo tituló Viaje a la ficción, porque, según sus palabras, la ficción “permite vivir otra vida con palabras e imaginación”, o sea, la típica verborrea elegante de un señor que disfruta de la vida sin tener que recurrir a ficción alguna. La imaginación la dejaremos para millones de seres humanos que carecen de trabajo o de seguro médico, y deben resolver sobre la marcha- si pueden- los problemas inherentes a sus circunstancias.
Que determinados sectores sociales consideren a Vargas Llosa un hombre de honor, no quiere decir que lo sea. Dicho término, es una cualidad moral ligada a conductas honestas, muy alejadas del peruano. En un mundo monopolizado por oligarcas criminales, los intelectuales que, en medio de la vigente barbarie, defienden las causas populares, representan la dignidad y el compromiso arriesgado. Vargas Llosa, consciente de que sólo con dignidad no se paladean los placeres mundanos, “evolucionó” políticamente hacia el neoliberalismo del que se erigió en palafrenero propagandístico porque es la panacea que resuelve los problemas de los países pobres, encaminándolos por la senda del progreso, aunque experiencias pasadas demuestren lo contrario.
Vargas Llosa asume las teorías del desaparecido economista burgués, Milton Friedman, dogmatizando que la libertad política y económica, a pesar de ser conceptos distintos, no pueden separarse. Entiende que los fracasos democráticos en América Latina. se deben a que sus dirigentes nunca comprendieron esa dicotomía y de ahí la inestabilidad imperante en la región. Para él no existe el intervencionismo de Washington, organizador de golpes de estado, escuadrones de la muerte, dictaduras militares y “democracias” controladas.
Enemigo encarnizado de toda resistencia antiimperialista, sostiene que las elecciones iraquíes fueron un ejemplo de libertad para el mundo árabe, pese a que se celebraran en un país ocupado militarmente por unos invasores que, en nombre de la “democracia”, están cometiendo uno de los mayores genocidios de la historia de la humanidad, que se ha cobrado, hasta ahora, la vida de más de un millón de personas. Mario Vargas LLosa sólo ve torturas, crímenes y dictaduras irrespetuosas con los derechos humanos, en países donde sus dirigentes implementan medidas dirigidas a mejorar las condiciones de vida de las clases desfavorecidas. Por eso maldice a Hugo Chávez, uno de sus insultados favoritos, o a Evo Morales. (para qué hablar de Fidel)
Presidente de la Fundación Internacional Para la Libertad, integran su Junta Directiva -entre otros- el apátrida cubano, Carlos Alberto Montaner y el español José Maria Marco. El primero está acusado por el Gobierno de La Habana, de alentar y perpetrar actos terroristas contra Cuba. El segundo, tiene una fobia irracional a los nacionalismos vasco y catalán, es colaborador asiduo en la emisora de radio donde vocifera el fascista Federico Jiménez Losantos, y participa en La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, más conocida por su acrónimo FAES, una lobera donde se refugia José María Aznar, el ex presidente español, denunciado como criminal de guerra. Por la cagada se conoce al pájaro, dicen en Cuba.
Vargas Llosa considera al exilio cubano, una especie de criatura angelical injustamente tratada. En señal de desagravio, funge de prócer en la Fundación Hispano Cubana, organización derechista madrileña que comparte objetivos con la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) de Miami, a pesar de que esta banda utilice el terror económico y militar contra la democracia popular cubana, como así lo reconoce el Imperio: “Reagan fue el creador de la Fundación Nacional Cubano-Americana, cuyo siniestro papel en el bloqueo y el terrorismo contra Cuba se revelaría años después cuando el gobierno de Estados Unidos desclasifica documentos secretos” (Reflexiones de Fidel Castro: El Imperio y la mentira). Pese a ello, el periódico español El País- órgano de propaganda del tolerante presidente Zapatero- denomina luchador anticastrista a Posadas Carriles, autor intelectual del derribo de un avión civil cubano y de atentados con bombas contra hoteles de La Habana.
Cínico denunciador, finge escandalizarse porque millones de pobres abandonan sus hogares para emigrar a los países desarrollados “pacíficos”, y brama que ello se debe a las actitudes despóticas de bárbaros gobernantes, violadores de libertades y derechos económicos. Mentiroso codicioso, oculta que esos bárbaros son impuestos por el Primer Mundo, mediante el soborno o por la fuerza militar, para aplicar los métodos económicos responsables directos de la explosión migratoria. Frustrado temeroso, contempla que el actual estado de Derecho- basado en una legislación pensada para beneficiar exclusivamente a las oligarquías locales- se derrumba en América Latina y le espanta que ocurra en otras regiones del planeta.¡Qué despropósito! ¡La “libertad” que permite a los privilegiados enriquecerse a costa de los demás, puesta en entredicho!
Pobre Mario. Envidioso y oportunista, puta triste del neoliberalismo. Su honor es una quimera y su causa una decadente, y repulsiva, realidad.