El lunes 9 se celebraba el 20 aniversario de la caída del muro de Berlín.
A muchos de estos comedores de libros y cagadores de letras se les llenaba la boca de babas criticando los regímenes comunistas que cayeron con él. Son tan bobos que serían incapaces de darse cuenta que si fueron a la universidad, fué gracias a tantas y tantas personas que quedaron en las cunetas, no se si por comunistas o por gilipollas.
Son tan cínicos que nunca reconocerán lo que la lucha obrera del siglo XIX y XX trajo a las clases trabajadoras en lo que se refiere a mejoras y bienestar social.
Y por último son tan HIJOS DE LA GRAN PUTA, que se permiten el lujo de decir que el muro de Berlín era el muro de la vergüenza ( yo también lo digo ). Del de Palestina o el del Sahara no opinan los muy cabrones. Ni tampoco dirían nada de los muertos que habría si a los que están al otro lado se les ocurriera ir a picarlo.
No hay peor cosa que darle un bocadillo o un micrófono a un muerto de hambre.
Yo no les daba ni por el culo, salvo que fuera con un cactus.
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