martes, 19 de mayo de 2009

BENEDETTI CONSECUENTE HASTA EL FINAL

Con Benedetti se apaga una figura muy querida, un escritor de estirpe combatiente, un hombre de izquierda que mantuvo hasta el final de sus días una coherencia con lo que él creyó. Le cantó al amor, pero también, desde sus convicciones éticas y políticas, exigió justicia social y se enfrentó al poder. Siempre estuvo por los débiles, los marginados, los abusados, por los mismos que padeció persecuciones y destierros.

No olvidemos que, además de escritor reconocido universalmente, Mario Benedetti, fue militante político. Aunque los datos más a la mano indican una corta estadía por la militancia, específicamente desde 1971 hasta 1973, donde, junto con miembros del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, se unen al Movimiento 26 de Marzo, Frente Amplio de Izquierda en contra de la represiva derecha uruguaya. Por este motivo, se vio obligado a salir fuera del país rumbo a Argentina, luego a Perú donde fue deportado y amnistiado, para recalar en Cuba, y volver a Uruguay en el periodo que denomina de "desexilio" en el año 1983.

El compromiso social en su obra artística no se explica sin esta arista en su vida, puesto que proyecta su forma de pensar transformar la sociedad. En sus letras reflejó su arraigo político. Busquen poetitas de mierda –como diría Raúl Arias, poeta ecuatoriano–, hoy que está tan de moda lo criptico, banal y liviano.

Este poeta, supo ganarse a sus lectores con sus poemas de amor. Cuando asistía a presentaciones públicas era común que se acercaran parejas de esposos para decirle que se habían enamorado con sus poemas. Ese era un rito que él apreciaba mucho.

Inventario de la vida

Mario Benedetti nació el 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, en Tacuarembó, Uruguay. Estudió en el Colegio Alemán en Montevideo, en donde solía escribir sus tareas escolares en verso. Cursó la secundaria hasta el primer año, los apuros económicos, a los 14 años de edad, lo empujaron a trabajar en un taller mecánico y hacerse autodidacta. En realidad, trabajó de todo: fue taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial. Después se hizo periodista y militante de izquierda. Amigo de la Revolución Cubana, llegó a publicar más de 80 libros en los que destaca Inventario, poemas de otros en poesía. En narración, Montevideanos y La tregua. El año pasado publicó Testigo de uno mismo. Murió cuando escribía Biografía para encontrarme. Sus poemas fueron musicalizados por Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Nacha Guevara, entre otros. (Recopilación)