martes, 19 de julio de 2011

El gobierno de Correa y la Ley de Comunicación

                                                                      II Parte
Al Gobierno de Rafael Correa lo han intentado definir como un gobierno “neodesarrollista”, “populista de izquierda”, “socialdemócrata”, de “tipo fascista”, y otros calificativos y epítetos de diversa naturaleza. Todo esto lo que hace es enturbiar las aguas y en este ambiente, Correa se desenvuelve con mas soltura que un pez. Nada mejor para el régimen actual que los ecuatorianos sigamos ignorando que ideas son las que sustentan la acción de este gobierno.
La aplicación del neoliberalismo para América Latina significó en economía y política, la aplicación de “Reformas de Primera Generación” (RPG)
Las reformas de primera generación tuvieron como objetivo central encoger al Estado, no necesariamente mejorarlo. Menos Estado no significaba comprimir su estructura y dotación por un simple afán racionalizador, sino porque ese aparato desarrollaba funciones y actividades que en el nuevo contexto ideológico pasaron a ser consideradas como ilegitimas [Oszlak 1999, 85).
Se hicieron toda clase de recortes al presupuesto de la educación, salud, se redujo personal administrativo (compras de renuncias) se impulsaron las privatizaciones y a la protesta popular se la reprimió brutalmente. Pero el neoliberalismo fracasó.
El capitalismo es un sistema que necesita reestructurarse constantemente, dadas sus crisis cíclicas y el agotamiento coyuntural del modelo de acumulación de capital. Y con ello emergió de los sótanos de la economía pro capitalista, todo un nuevo repertorio de medidas para salvarlo, pensadas al amparo del Banco Mundial especialmente de su informe de 1997. A esto se llama comúnmente las “Reformas de Segunda Generación” (RSG).
Las RSG han representado una revitalización del papel del aparato público en los asuntos del desarrollo económico, minimizado en la primera etapa de reformas (RPG) pero ahora rescatado bajo la tesis de que la creación de una serie de dispositivos institucionales públicos les posibilita a los agentes privados operar con un margen de menor incertidumbre, argumento que forma parte del llamado “nuevo institucionalismo” o “neoinstitucionalismo” orientación teórica que domina el pensamiento económico contemporáneo. (García Chourio 2003, 12)

Al capitalismo le preocupa ante todo la eficiencia del proceso de acumulación de capital. Las políticas colaterales de paliativos al problema de la pobreza solo tienen por objetivo evitar insurgencias populares o nuevos levantamientos indígenas, ahora incluso se contempla en el aspecto judicial, medidas de carácter legal que criminaliza la protesta social.

El engaño viene de la consigna “Ecuador un país de propietarios” ¿A quién no le seduce esta posibilidad? Pero con ello viene también aparejada la conformidad política y la predisposición a un nuevo modo de dominación ideológica. Yo me convierto en nuevo propietario (de una salchipapería, de un puesto de pincho rodante o soy una reparadora de ropa en la calle,etc.) y con ello el Estado neoinstitucional formaliza los modos precarios de producción y trabajo, generando la ilusión de una sociedad autogestionada, pero conforme. La pobreza ya no es una amenaza, los pobres son un puntal del capitalismo se sacrifican por él trabajando sin cesar, sin posibilidad de reflexionar que otro mundo sin explotación es posible ¿Que me importa a mi el resto si ya soy propietario? Correa demuestra así, que él sí sabe hacer, que le tengan no más “confianza”…sus políticas de “inclusión neoinstitucionales” –la cara opuesta de la exclusión neoliberal–, le hace ser el “más querido” ¿o no?

La autoimpuesta necesidad del gobierno de contar con una Ley de Comunicación, parte del hecho de que los banqueros corruptos controlaban los grandes medios de información pública. Esto es un hecho normal en todos los países capitalistas del mundo. Existe una conexión invisible y a veces muy visible entre mundo financiero y mundo comunicacional. ¿A quien beneficia esto? Al capitalismo. Por que es a través de los medios informativos que se legitima la guerra, la agresión a los pueblos, su enajenación (crónica roja) y la criminalización de la protesta social.

Correa le plantea al pueblo ecuatoriano “liberar” a los medios del control del capital financiero. Pero al mismo tiempo propone toda una regulación legal propicia para el impulso de su nuevo modelo de dominación ideológica. Por eso reclama la presencia de un delegado del Ejecutivo en el Consejo de Regulación de Medios y la Comunicación. El control de contenidos en medios como la TV, es deseable, en tanto protege a la niñez y juventud del constante bombardeo y agresión de toda clase de mensajes publicitarios, de una pobre y sexista programación y de unos noticiarios sustentados en la crónica roja. Los que se oponen al control de contenidos y que hablan a través de tipos como Omar Rincón, no hacen sino reflejar su idea de libre concurrencia económica  y ultraliberalismo ideológico.

Correa trabaja en tres planos intangibles; el “capital social”, el “capital institucional” y el “capital cultural”. La Ley de Comunicación se engatilla en este último intangible y para el Presidente de la República “Lograr un adecuado cambio cultural en un país es probablemente la contribución más importante a la democracia, al Estado de derecho, al capital institucional formal (…)” (Correa 2009; 195)

En otras palabras, acusar a Correa de querer controlar los medios privados para convertirse en dictador es no entender sus verdaderos alcances ideológicos y políticos. La Ley de Comunicación es un medio de disciplinamiento social. Los medios públicos e incautados, son factores que están llamados a corregir la asimetría de dominación ideológica hoy todavía favorable a los grandes grupos económicos dominantes, contrarios a los que representa Correa. Con la Ley a expedirse, los medios informativos públicos y los incautados trabajando a su favor, el Presidente espera que un nuevo período de dominación ideológica y política se inaugure, inclinando la balanza a favor de nuevos grupos económicos, dando lugar a un nuevo ciclo exitoso de consolidación del capitalismo.

Julio C. Enríquez Cevallos
Quito, 15 de julio de 2010 


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